‘En los últimos cinco años, hemos sido testigo de más de 550 fenómenos meteorológicos extremos que han afectado a unas 190 millones de personas, y el potencial de devastación es aún mayor en el contexto de una pandemia’, precisa el organismo sanitario regional en un comunicado.
El 1 de junio comenzó la temporada ciclónica en el Atlántico, que se extiende hasta el 30 de noviembre, y este año llega con los pronósticos de un periodo activo durante el empeoramiento de los brotes de la Covid-19 en América Central y el Caribe.
Por esta razón, los especialistas insisten en la necesidad de reforzar la coordinación entre los equipos de salud pública, protección civil y emergencias que podrían ser llamados a actuar en caso de una tormenta.
También es importante que los países utilicen sistemas de alerta eficaces para que las personas sepan cuándo es seguro quedarse en casa o es mejor evacuar
Se precisa, además, del adecuado equipamiento de los hospitales y la ampliación de los refugios para reducir el potencial de transmisión, incluso entre los miembros de una misma familia, pues el distanciamiento social y la ventilación adecuada se dificultan en el contexto de un fenómeno meteorológico extremo.
Por otro lado, en el hemisferio sur donde ha comenzado el invierno y la temporada de influenza los países deben reforzar los sistemas de vigilancia para controlar la propagación de los virus respiratorios, incluido el SARS-CoV-2.
Los expertos recomiendan enfocarse en el cumplimiento de las medidas de salud pública de probada eficacia, como el lavado de manos, el uso de mascarillas y el distanciamiento físico.
La directora de la OPS, Carissa Etienne, señaló que más de 13 países han comenzado sus campañas de vacunación contra la influenza estacional y unos 80 millones de personas ya están protegidas.
‘Sin embargo, todavía tenemos mucho que hacer para limitar la transmisión de la Covid-19 y de otras enfermedades respiratorias’, consideró.
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