Investigadores adscritos a la universidad neozelandesa de Canterbury, colocaron los cubiertos de ese material, que antes consideraban ‘no espumable’, en una cámara llena de dióxido de carbono y, al aumentar la presión, el gas lo disolvió y se obtuvo una espuma.
Un artículo publicado en la revista Physics of Fluids precisó que el plástico pierde fuerza cuando es reciclado varias veces, de ahí la importancia de ese nuevo material porque no necesita resistencia en muchas aplicaciones.
Las espumas voluminosas que tienen bolsas de aire grandes o abundantes, obtenidas a presiones bajas dentro de la cámara, son buenas para las boyas.
Según los expertos, el hallazgo podría aliviar parte del problema de la contaminación global, porque la reutilización del plástico biodegradable evitaría que acaben en océanos o vertederos, enfatizó Hron Park, autor del estudio.
Asimismo, el equipo científico consideró aplicar a gran escala ese proceso.
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