En un segundo comunicado de prensa en el día, la cancillería mexicana da cuenta de la reunión de este jueves como producto del diálogo continuo de alto nivel para tratar objetivos compartidos entre los que destaca la cooperación en materia de seguridad.
Ayer el diálogo fue con el Buró Federal de Investigaciones (FBI) sobre estrategias de cooperación para la reducción de la violencia en México, y hoy con la DEA para coordinar también labores conjuntas en materia de seguridad.
De manera específica, dice el comunicado, las autoridades abordaron la colaboración para intentar reducir los daños del consumo y tráfico de drogas en la región y dar prioridad a los mecanismos para compartir inteligencia contra el crimen organizado.
Reconocieron que las actividades criminales en México y Estados Unidos están profundamente interconectadas. Lo que sucede en un lado de la frontera afecta de manera directa al otro país, como destacó Ricardo Mejía, subsecretario de Seguridad Pública.
Por lo tanto, añadió, trabajamos de manera coordinada y respetuosa con las autoridades de Estados Unidos para compartir mejores prácticas e inteligencia y, de este modo, disminuir los crímenes violentos que afectan nuestras sociedades.
Los funcionarios mexicanos se reunieron con Amanda Liskamm, fiscal general asistente adjunta y John Creamer, encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en México.
Las autoridades estadounidenses compartieron datos e información sobre las tendencias actuales del consumo y producción de drogas, así como las distintas estrategias para la reducción del consumo de estas sustancias, señala el texto.
Las delegaciones de cada país son numerosas porque participan funcionarios de todas las secciones involucradas en la lucha contra el narcotráfico, incluidos militares y policiales.
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