En lo que se considera un hito histórico en este país sudamericano, el órgano constituyente se estableció oficialmente la víspera con un claro mensaje de que la mayoría de sus integrantes se proponen asumir de lleno una etapa encaminada hacia profundas trasformaciones en el país.
Evidencia de ese cambio de paradigmas fue la elección de la presidencia de la convención, liderada por la reconocida académica Elisa Loncón, con lo cual por primera vez en la historia de este país un representante del pueblo mapuche ocupa una responsabilidad de primera importancia.
Como vicepresidente resultó electo en una reñida elección de tres vueltas, el abogado constitucionalista Jaime Bassa, del izquierdista Frente Amplio.
Tanto Loncón como Bassa expresaron que una de sus primeras acciones será promover un pronunciamiento de los constituyentes en relación con la liberación de los presos de la revuelta iniciada el 18 de octubre de 2019, cuya irregular situación constituye un asunto que reclama urgente solución.
También entre las tareas inmediatas de la Convención figuran la determinación de ampliar la mesa directiva a cinco o siete miembros, así como allanar temas relacionados con el funcionamiento, definir comisiones de trabajo y el Reglamento que regirá la labor.
La jornada de ayer sobresalió igualmente por el ambiente festivo en medio del cual miles de personas se volcaron a las calles de esta capital y desde diferentes puntos marcharon hacia el centro de la urbe para celebrar la inauguración de la Convención.
Ese espíritu no pudo ser empañado por algunos incidentes violentos ocurridos en las cercanías de la sede de la Convención que obligaron a retardar la sesión, que finalmente se realizó sin mayores inconvenientes.
Con esa ceremonia se cerró una etapa que se inició con la revuelta popular que estalló octubre de 2019 en la cual millones de chilenos comenzaron a exigir cada vez con mayor insistencia una nueva constitución.
Momento crucial fue el plebiscito del 25 de octubre de 2020 cuando casi el80 por ciento de los electores se pronunció por una nueva ley fundamental y por la creación de una Convención Constitucional como vía para su redacción.
Ello establecía que los encargados de esa labor fueran elegidos por voto popular, algo inédito en este país donde todas las constituciones fueron hechas y aprobadas por las cúpulas gobernantes.
Ahora la convención que cuenta con paridad de género, mayoría de independientes y presencia de los pueblos originarios también por primera vez en la historia de Chile, dispondrá de nueve meses prorrogables a otros tres para redactar la constitución que deberán aprobar los chilenos en un plebiscito.
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