La iglesia de Santa María en Aracoeli fue el escenario de la misa con la cual concluyó la jornada de tres días de homenaje a la popular cantante, bailarina, actriz, conductora y directora de programas de televisión, fallecida en esta capital a los 78 años de edad.
Familiares, amigos, colaboradores y figuras del mundo del arte y el espectáculo, participaron en la ceremonia religiosa iniciada por el sacerdote Simone Castaldi, párroco de la basílica, quien destacó ‘el bien que sembró, un bien sin banderas y sin colores, como el abrazo que le estamos dando’.
El dolor es mucho, la retórica sería una fácil escapatoria, pero Raffaella nos salvará de la retórica, ella fue muchas cosas pero retórica jamás, dijo Castaldi, seguido por cuatro clérigos capuchinos de San Giovanni Rotondo quienes celebraron la homilía.
Participaron en la ceremonia el ministro de Bienes y Actividades Culturales, Dario Franceschini, y la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, quien exaltó la figura de la poliédrica artista con su capacidad de ‘hablarle a todos, incluso a los más simples’.
Un ícono que trascendió las fronteras nacionales, un éxito extraordinario el suyo, debido a un talento innato que acompañó con puntualidad y precisión de trabajo y estudio y un ingrediente secreto, un gran carisma, la capacidad de arrastrar y conmover a quienes trabajaron con ella o la veían en la televisión, apuntó.
Por su parte, una multitud agolpada en las inmediaciones del templo saludó emocionada, con vítores y aplausos, la llegada y salida del féretro con los restos de quien será recordada siempre como la reina de la televisión italiana.
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