En un mensaje por el hajj, una peregrinación a sitios sacros musulmanes, Jamenei enfatizó en que durante los últimos 150 años las naciones de la región estuvieron sujetas a la codicia, la injerencia y la malevolencia de Occidente.
Este es el segundo año en que se incumple con la felicidad y exaltación espiritual de los peregrinos en La Meca y Medina, en Arabia Saudita, apuntó, pues predomina la separación y el conflicto.
La pandemia de la Covid-19 y quizás también políticas dominantes en la santa Kaaba, la piedra venerada por el mundo musulmán, denunció, privaron a los fieles de la unidad, la grandeza y la espiritualidad de la nación islámica.
Estar presente en el monte Arafat no está a nuestro alcance, explicó, ni tampoco realizar la ceremonia de apedrear a Satanás, aunque rechazar a los demonios que buscan poder a cómo de lugar es posible en todas partes, subrayó.
Nosotros, los seguidores del Corán, y con una gran población, vastas tierras, recursos naturales y naciones conscientes y despiertas, debemos construir el futuro con propios activos y recursos, sugirió.
A las naciones musulmanas las despojaron de decidir sobre sus destinos y gobiernos, recalcó, y con solo unas pocas excepciones, a todas las sometieron a los dictados de naciones occidentales.
Todo lo que la República Islámica de Irán defiende y preconiza consiste en una resistencia contra la interferencia e intenciones malsanas de Estados Unidos y sus aliados.
La Palestina usurpada pide nuestra ayuda; Yemen inocente y ensangrentado atormenta todos los corazones y la situación en Afganistán preocupa a todos, acotó.
Y además, añadió, están los acontecimientos en Iraq, Siria, Líbano y algunos otros países, donde es visible la mano entrometida e injerencista de Washington y sus seguidores.
El esfuerzo de la propaganda estadounidense por distorsionar la voluntad, demandas y acciones de la Resistencia y atribuirle sus acciones a Irán, aseveró, es una evidencia de la ignorancia de ese enemigo común.
Los pueblos de Asia occidental comprendieron que su camino es diferente al de aquellos, cuyos gobernantes están dispuestos a renunciar al tema crucial de Palestina para mantener satisfecho a Washington.
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