El análisis, explicó ese ente desde su sitio web, está basado en datos de la European Severe Weather Database en referencia a la última ola de mal tiempo que azotó el norte de Europa entre Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Alemania con efectos devastadores mientras Italia está alerta por riesgo de tormentas eléctricas en Molise, Abruzzo, Basilicata, Calabria, Campania, Apulia y Sicilia.
Igual destacó, a partir de datos del Servicio para el Cambio Climático Copernicus, que el mes junio fue el segundo más caluroso jamás registrado con una temperatura 1,5 grados por encima de la media histórica, lo cual ‘confirma la tendencia al sobrecalentamiento en Europa’, detalló.
Las tormentas, inundaciones, tornados, granizadas y olas de calor ocurridas en 10 años representaron para la agricultura nacional, acorde con la fuente, más de 14 mil millones de euros entre pérdidas en la producción agrícola y daños a estructuras e infraestructura en el campo.
La multiplicación de eventos extremos tiene fuertes efectos en la vida de las personas, pero también en actividades productivas como la agricultura y la tenencia de territorios con el agravamiento del riesgo hidrogeológico, señaló.
Además, añadió que el cambio climático afecta a un territorio cada vez más frágil por la sobreconstrucción que en Italia, a pesar de la pandemia, en 2020 avanzó a un ritmo de dos metros cuadrados por segundo con más de nueve de cada diez municipios en riesgo de deslizamientos de tierra o inundaciones.
Situación que, acotó, hace que siete millones de italianos vivan en una situación de incertidumbre determinada por la tendencia meteorológica que afectan la vida y el trabajo.
También citó como consecuencia de ello datos del Instituto Superior para la Protección y la Investigación del Ambiente, el cual alertó cómo las cubiertas artificiales de los suelos, desde 2012 a la fecha, impidieron la filtración de más de 360 millones de metros cúbicos de agua de lluvia, las cuales ahora fluyen a la superficie, con el consecuente mayor riesgo hidráulico del territorio nacional.
Comentó, asimismo, el vínculo con esa situación de la desaparición en los últimos 25 años de más de la cuarta parte de la tierra cultivada y que la superficie agrícola utilizable en Italia fue reducida a sólo 12,8 millones de hectáreas.
En tal sentido apeló a defender el patrimonio agrícola y su disponibilidad de tierras fértiles a partir de un adecuado reconocimiento social, cultural y económico del papel de la actividad en el campo.
Coldiretti recordó también su propuesta, incluida en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia del gobierno, dirigida a ‘acelerar la aprobación de la ley de consumo de suelo, que aún lleva casi una década en el Parlamento y que podría proporcionar a Italia una herramienta de vanguardia para la protección de su territorio’.
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