Dicha indagación examinó los resultados de la resiembra en 174 lugares de seis continentes, abarcando 594 mil 65 observaciones de 671 especies de plantas.
El doctor de la Universidad de Flinders, en Australia, Martin Breed, señaló que rehabilitar vastas zonas de en ese país ha contribuido a devolver la biodiversidad y suministrar muchos servicios a los ecosistemas importantes, como aire y agua; además de apoyar buenos hábitos de salud y aumentar la productividad agrícola.
Previo a esos procesos, dijo, gran parte de Australia era y aún son tierras áridas degradadas, cultivadas de forma insostenible, quemadas en megaincendios o que no se cuidaron bien.
‘La escala de este esfuerzo de resiembra a nivel mundial es realmente enorme, alentada por el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas y con presupuestos anuales entre los 10 y los 100 mil millones de dólares’, afirmó.
Sin embargo, recalcó, la restauración es realmente arriesgada, ya que casi el 20 por ciento de las siembras fracasan debido al aumento de la sequía extrema en muchas tierras por el cambio climático.
Estudios anteriores reportaron que el 17 por ciento de los proyectos en zonas tan degradadas no tuvieron éxito y se observó un descenso constante de las especies sembradas.
De modo general, la resiembra tuvo un impacto positivo en la presencia de especies: en casi un tercio de todos los tratamientos, el 100 por ciento de los cultivos estaban creciendo en el primer control.
A pesar de esos resultados, los investigadores sugirieron que se examinen todos los factores predictivos para tomar decisiones de restauración más eficaces y mejor fundamentadas.
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