La investigación realizada por la Universidad de Alberta, Canadá, en la cual participaron 400 niños determinó que aquellos con mayor proporción de esas bacterias, al pasar un año, mostraron habilidades cognitivas y de lenguaje notablemente mejoradas.
En el caso de las niñas, la publicación precisó que obtienen generalmente a edades tempranas mejores resultados en esas destrezas analizadas, presentando al mismo tiempo mayor probabilidad de contar con una elevada cantidad de bacteroidetes en su microbiota intestinal (conjunto de bacterias que viven en el intestino).
Los expertos concluyeron que los esfingolípidos producidos por este tipo específico de microorganismos constituyen la mielina, una sustancia destinada principalmente a incrementar la velocidad de las señales transmitidas entre las neuronas, vitales en el desarrollo de las funciones cerebrales.
Factores como la lactancia materna, una dieta rica en fibras y la exposición a la naturaleza son factores que pueden predisponer el incremento del porcentaje de bacteroidetes en la flora intestinal, mientras que un parto por cesárea provocaría una disminución.
Sin embargo, las variaciones en la microbiota intestinal no significan que aquellos niños que no las desarrollen queden en desventaja, debido a la necesidad de comprobar la evolución a lo largo del tiempo y la incidencia de otros factores, aclaró el artículo.
Destacó la investigación la futura detección de trastornos neurológicos en edades tempranas como el autismo o el trastorno por déficit de atención, entre otras patologías.
mgt/nmr