Según estimaciones de esa entidad de ONU, esto supone un aumento de 10 veces más respecto al promedio anual de casos registrados anteriormente, y coloca a la región ante numerosos desafíos.
El reporte de Unicef señaló que esta crisis de desnutrición se produce en medio de daños extensos y sistemáticos a los sistemas y servicios de alimentos, salud, nutrición, agua y saneamiento, de los que cuales dependen los niños y sus familias para sobrevivir.
Además, añade el reporte, el riesgo de un brote de enfermedades en esa región de Etiopía es alto, particularmente en los sitios insalubres y superpoblados que albergan a desplazados.
La evaluación, a medida que Unicef ha podido acceder a la zona, indica que casi la mitad (el 47 por ciento) de todas las mujeres embarazadas y lactantes están gravemente desnutridas.
Por ello, ese fondo de Naciones Unidas pidió acceso sin restricciones a Tigray por parte de las agencias de ayuda humanitaria y otros socios.
En tanto, un nuevo reporte de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) arroja que en ese lugar ya hay 353 mil 000 personas en situación catastrófica de hambruna y ese número podría aumentar hasta 400 mil en septiembre próximo.
Asimismo, el informe conjunto detalla que los conflictos persisten como principal impulsor del hambre aguda en el mundo y junto a la burocracia y carencia de financiamiento es el obstáculo mayor para socorrer a los hambrientos.
De acuerdo con la FAO y el PMA, de agosto a noviembre de este año es previsible un incremento mayor de la inseguridad alimentaria aguda en 23 países, entre los cuales figura Etiopía como uno de los nuevos puntos críticos de máxima alerta.
Tigray se ha convertido en un zona activa de conflictos, violencia e inestabilidad en la nación africana.
Desde noviembre de 2020, las autoridades federales etíopes sostienen un enfrentamiento armado contra el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), organización política declarada grupo terrorista por el Parlamento y presunta responsable de numerosas violaciones.
El Gobierno de Addis Abeba declaró de manera unilateral un alto al fuego, pero el TPLF continúa las operaciones militares, la mayoría contra civiles, según acusaciones oficiales.
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