La Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL), presentó en esta capital su estudio anual sobre inversión extrajera directa 2021, el cual señala que ese monto representó 34,7 por ciento menos que en 2019, y solo la mitad del récord histórico alcanzado en 2012.
Ello fue resultado de la contracción económica causada por la pandemia de Covid-19, que en los países de la región reforzó la tendencia decreciente que se aprecia en la IED desde 2013, puntualizó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, al presentar el informe.
El estudio indica que hubo cierta recuperación entre septiembre de 2020 y febrero último, pero desde esa fecha se reporta una nueva caída, por lo cual es poco probable que este año la IED tenga un incremento superior al cinco por ciento.
Bárcena puntualizó que ante la gravedad de la crisis actual los países deben ‘canalizar la IED hacia actividades que generen mayor productividad, innovación y tecnología’.
En especial, agregó, hacia sectores estratégicos como energías renovables, revolución digital inclusiva, electromovilidad sostenible, industria manufacturera de la salud, la economía circular y el turismo sostenible, entre otros.
Además, la entrada de inversión extranjera se comportó de forma desigual, pues solo se incrementó en Bahamas, Barbados, Ecuador, Paraguay y México, el segundo mayor receptor de la región después de Brasil.
En tanto, los sectores de recursos naturales y manufacturas fueron los más golpeados en 2020, con reducciones de 47 y 38 por ciento respectivamente, mientras las energías renovables continuaron como el área más interesante para los inversionistas foráneos.
En cuanto a la procedencia de esos capitales Estados Unidos aumentó de 27 a 37 por ciento su participación en la IED sobre todo por sus fuertes inversiones en Brasil; Europa bajó del 51 al 38 por ciento y las propias de la región cayeron del 10 al seis por ciento.
Alicia Bárcena consideró además que los gobiernos de la región deben avanzar en planes estratégicos de reactivación y transformación de la producción.
En ese sentido deben deben utilizar sus capacidades públicas y privadas para que la atracción de capitales extranjeros ‘sea parte de la política industrial como instrumento de transformación de la estructura productiva’, señaló la alta funcionaria de la CEPAL.
El informe dedica un capítulo especial a las relaciones con China, en el cual plantea que la recuperación tras la pandemia ‘es una oportunidad de iniciar una nueva etapa’ en las relaciones económicas con el país asiático.
Al respecto considera necesario elaborar políticas para que las inversiones chinas ‘contribuyan a construir capacidades productivas en los países receptores, establecer vínculos con proveedores locales, generar empleo y promover el desarrollo sostenible’.
mem/rc