Su coordinador, Dieudonné Lhérisson, aseguró ante el Instituto de Salvaguarda del Patrimonio Nacional, que la vivienda donde fue ultimado brutalmente el exmandatario Jovenel Moïse debe convertirse en un lugar de memoria.
‘Jovenel fue asesinado por sus convicciones y su sueño de electrificar el país’, dijo el líder político frente a decenas de simpatizantes provenientes de todo el país. Insistió, asimismo, que las futuras generaciones deben conocer la historia para que no se repita.
Lhérisson, un reconocido aliado del exgobernante, confirmó que una copia de la solicitud fue enviada al primer ministro, Ariel Henry, al titular de Cultura y Comunicación, Jean Emmanuel Cadet y al director general de la Oficina Nacional de Etnología, Erol Josué.
Moïse murió por el impacto de 12 balas en su dormitorio durante la madrugada del 7 de julio, y durante el ataque resultó gravemente herida su esposa Martine Étienne.
En declaraciones a la prensa, la viuda narró que lo único que vio antes del magnicidio fueron las botas de los ‘sicarios’ que hablaban español entre ellos.
La Policía apresó a 44 sospechosos de participar y planear el magnicidio, entre ellos 18 colombianos acusados de integrar el comando armado que irrumpió en la casa presidencial, y varios agentes presuntamente cómplices.
Otro de los detenidos, el médico Enmanuel Sanon es señalado como uno de los autores intelectuales, mientras se encentran prófugos de la justicia el exsenador, la antigua jueza del Tribunal de Casación, Wendelle Coq, el abogado Joseph Felix Badio, y otros tres supuestos implicados.
El primer ministro Ariel Hnery puso en duda que los investigadores identificaron a los verdaderos autores intelectuales, mientras la Cancillería solicitó asistencia internacional para proseguir con la indagación y luego juzgar a los presuntos culpables.
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