Jorge Valenzuela, presiente de ese gremio, señaló que el sector frutícola genera en la actualidad alrededor de 700 mil puestos de trabajo pero si la actual situación continúa, habrá zonas que dejarán de ser productoras de frutas o irán disminuyendo a causa de la falta de agua.
Desde hace 11 años este país padece una sería sequía, sobre todo en la zona central, la más poblada y donde se encuentran las principales zonas agrícola, debido a la falta de lluvias como consecuencia del cambio climático y también a un deficiente manejo de los recursos hídricos.
En un comunicado Fedefruta planteó que en adelante ‘los agricultores tendrán que decidir qué cultivar y qué no’, como ocurre en el caso de las plantaciones de palta (aguacate) un importante rubro exportable, las cuales demandan entre siete mil y 16 mil metros cúbicos de agua por hectárea al año.
En cuanto a la crisis climática que afecta a todo el planeta y que esta semana volvió a la palestra tras las malas noticias ofrecidas por un Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático el gremio planteo la necesidad de aplicar medidas en el país.
Al respecto propuso diseñar una política de Estado que trascienda al gobierno de turno, y fortalecer las medidas de apoyo para el sector agropecuario, por su importancia no solo en la generación de empleos sino como garante de la seguridad alimentaria.
También reclamó implementar ‘un plan de plantas desalinizadoras financiadas por el Estado para asegurar el consumo humano, la alimentación y las actividades productivas’, a pesar del rechazado a esta opción en medios ecologistas por los problemas que acarrean a la biodiversidad.
Valenzuela señaló finalmente que ‘de no atender estas urgencias por la sequía, sólo lograremos hundir más en la precariedad a las zonas rurales que desde hace muchos años están postergadas’.
Este año la sequía en el país se ha agudizado y el mes de julio terminó como el más seco de la historia, al tiempo que las altas temperaturas de un invierno inusualmente cálido han impedido la acumulación de nieve en gran parte de la cordillera de Los Andes.
Esto resulta un mal vaticinio según los científicos pues esa nieve es la que garantiza disponibilidad de agua para la primavera y el verano.
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