La víspera, el presidente afgano, Ashraf Ghani, renunció a su cargo y se marchó del territorio, mientras en la capital persiste el desorden y miles de personas intentan escapar.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instó a los talibanes y las demás partes en conflicto a ejercer la máxima moderación para proteger vidas humanas. Por medio de un comunicado emitido este domingo, el titular señaló que los enfrentamientos obligan a cientos de miles a huir de sus hogares y se registran informes de serios abusos de derechos humanos y violaciones en las comunidades más afectadas por la lucha.
Las necesidades de apoyo aumentan mientras el entorno operativo se reduce más debido a la escalada del conflicto, manifestó Guterres y solicitó que los actores humanitarios tengan acceso sin impedimentos para brindar asistencia.
Naciones Unidas mantiene su compromiso de contribuir a un acuerdo pacífico, promover los derechos humanos de todos los afganos y brindar asistencia humanitaria a los civiles necesitados, recalcó el secretario general.
Los talibanes, en un comunicado oficial, dijeron que los insurgentes recibieron la orden de entrar en Kabul para evitar posibles saqueos y el caos en la ciudad.
De acuerdo con reportes de prensa, miembros de esa agrupación rodearon la capital, pero prometieron no atacar mientras sigan las conversaciones en Doha sobre un traspaso de poder.
El grupo armado indicó que instruyó a sus combatientes para abstenerse de ejercer la violencia y ofrecer la salida segura a quienes deseen abandonar Kabul.
Los talibanes colocaron este domingo a sus fuerzas en las afueras de la capital afgana desde todos los flancos, casi 20 años después de ceder el poder tras una invasión dirigida por Estados Unidos.
Analistas consideran que la relampagueante ofensiva talibán representa la derrota militar norteamericana, en tanto la nación centroasiática se encuentra en peores condiciones de las que tenía en octubre de 2001 cuando Washington invadió el país.
Estados Unidos comenzó la guerra en Afganistán tras los ataques a las Torres Gemelas del 11 de septiembre en Nueva York, en una supuesta cruzada contra el terrorismo.
Según la ONU, este año casi 360 mil afganos fueron desplazados por el conflicto y desde el inicio de la guerra, se registran varios millones de personas refugiadas, más de 150 mil civiles muertos y numerosos heridos.
Washington gastó miles de millones de dólares anuales de los contribuyentes durante las dos décadas de cruentos combates en Afganistán, donde murieron tres mil soldados estadounidenses y unos 30 mil resultaron heridos.
Los talibanes controlan ahora más de dos tercios del territorio afgano, a solo pocas semanas del retiro final planificado de las tropas estadounidenses e internacionales.
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