Con sede en el Teatro Estudio Quinta Porra, el espectáculo revisita la vida de Reyes, cuyo versátil estilo abarcó el enfoque indigenista, el abstraccionismo hasta la figuración que distinguió sus retratos descarnados y embrujados.
La pieza de teatro está ambientada en un museo de la década de 1970, donde se exponen sus cuadros a manera de obras de arte, junto a algunos objetos de los que la creadora refirió en su libro Memorias por correspondencia.
Hasta el 22 de agosto, la puesta representa las más de 20 cartas que la colombiana envió a su amigo, el historiador Germán Arciniegas, que narran su infancia en tanto ahonda pasajes de su estancia por más de 50 años en Francia, convirtiéndose en colega de artistas de la talla de Elsa Morante, Jean-Paul Sartre y Pier Paolo Pasolini.
Según medios nacionales, la iniciativa, reúne a nueve artistas bajo la dirección y actuación de Fabiana Medina para realizar un viaje en el tiempo por los hechos que marcaron a la artista bogotana.
La historia de Reyes, conocida como La mamá grande, pues en la nación europea recibía y apoyaba a los artistas colombianos, llegó a la pequeña pantalla en su país de origen donde poco se conoce su legado en defensa del arte latinoamericano.
Al decir de los estudiosos, Reyes forjó una amistad con los mexicanos Frida Khalo y Diego Rivera, con este último colaboró en la realización de un mural para el Estadio Olímpico e ilustró libros para la Biblioteca Popular Latinoamericana.
La creación del colectivo Mukashi Mukashi ve la luz como resultado de la beca de Creación del Ministerio de Cultura de Colombia en coproducción con el Teatro Mayor.
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