‘Estoy totalmente seguro de que es posible reconstruir el país’, señaló Lula en una rueda de prensa en Recife, capital de Pernambuco.
Precisó que el objetivo de la visita a la región es discutir la situación de Brasil con partidos aliados y el movimiento social, reuniendo al mayor número posible de personas que puedan trabajar juntas para rehacer la economía, la soberanía y la democracia brasileñas.
Esto significa dejar de lado las pequeñas diferencias y ‘estamos aquí con alegría y sin odio, porque, a mi edad, y dada la situación en la que se encuentra el pueblo brasileño, no podemos pensar en una pelea mezquina’, reflexionó.
Insistió en que la reconstrucción requerirá trabajo y mucho esfuerzo colectivo, y ‘nunca imaginé que, tras la Constituyente de 1988, volveríamos a la situación que vivimos’, apuntó.
Lamentó que tras los avances en el proceso democrático brasileño, ‘tuviéramos este retroceso, de tener un gobernante (Jair Bolsonaro) totalmente irresponsable, que no se preocupa por la verdad, empeñado en mentir cuatro, cinco veces al día, sin ningún compromiso con las cuestiones sociales, con las víctimas de Covid-19’.
Según Lula, cada vez está más claro que la elección de Bolsonaro fue el resultado de un movimiento que trató de criminalizar tanto a él como al Partido de los Trabajadores (PT) y tuvo como principio la negación de la política, con el objetivo, sobre todo, de destruir parte del patrimonio industrial del país.
En otra arista, el exdirigente obrero destacó que, a partir de la operación judicial Lava Jato, se perdieron 4,4 millones de empleos con el desmantelamiento de las industrias naval y de petróleo y gas, y el ataque a las empresas de construcción, que se estaban convirtiendo en las mayores de ingeniería del mundo.
‘Molestamos los intereses privados y geopolíticos de Estados Unidos y otros. Hoy, la mentira ha quedado demostrada’ y los que más sufrieron este ataque fueron los más pobres y la clase trabajadora, agregó.
Los trabajadores ya no tienen sus garantías, se ha desmantelado la Seguridad Social y hemos vuelto al trabajo esclavo, recalcó.
‘Brasil no puede aceptar, por su historia y la calidad de su pueblo, que una persona sin formación política, ni humanismo, ni generosidad, ni amor, que no tiene el valor de hablar de la distribución de libros de texto, sino de la distribución de armas, siga siendo presidente’, subrayó.
Lula llegó ayer al primero de los seis estados programados para visitar por él y dirigentes del PT en un viaje que, hasta el 26 de agosto, recorrerá también Piaui, Maranhão, Ceará, Rio Grande do Norte y Bahía.
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