Un sepulcro muy particular, cerrado, con una fachada decorada con plantas verdes sobre fondo azul y una cámara para el enterramiento, en un período en el cual los cadáveres de los adultos eran siempre incinerados, indicó Silvia Lambertucci en un reportaje sobre el acontecimiento publicado por la agencia ANSA.
Una inscripción en mármol a través de la cual fue posible confirmar el uso de la lengua griega en aquel lugar, ‘al menos en las últimas décadas antes de la erupción del 79’ es otro detalle curioso del descubrimiento realizado por excavaciones conjuntas de expertos del Parque Arqueológico de Pompeya y de La Universidad Europea de Valencia.
Para el ministro de Bienes y Actividades Culturales, Dario Franceschini, es un hecho extraordinario, mientras el director del Parque Gabriel Zuchtriegel lo consideró de gran valor por la cantidad de información científica aportada.
Zuchtriegel y Llorenç Alapont, de la Universidad Europea de Valencia, señalaron las condiciones de conservación del cuerpo, semimomificado, con la cabeza cubierta de cabello blanco y una oreja parcialmente preservada, junto a pequeños pedazos de la tela que lo envolvía.
La tumba fue construida en la última década de la existencia de Pompeya, en las afueras de Porta Sarno y en ella fue sepultado Marcus Venerius Secundio, un liberto quien fuera antes guardián del Templo de Venus, deidad a la cual los romanos consagraron la ciudad.
Un antiguo esclavo, por tanto, que tras el rescate alcanzó una cierta comodidad económica, suficiente para permitirse una tumba de nivel en un lugar absolutamente prestigioso, subrayó Lambertucci en su reportaje.
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