Cientos de manifestantes salieron por séptima ocasión en once días a las calles centrales de Bangkok y fueron reprimidos por las fuerzas del orden con cañones de agua, después de que las protestas de este lunes terminaran con un joven en coma por un disparo en la cabeza.
Protegidos con escudos antidisturbios, los agentes trataron de disuadir a los manifestantes, que también protestaron por la supuesta violencia policial que dejó la víspera en coma al joven de 15 años, aunque la Policía niega haber utilizado munición real.
Las autoridades tailandesas aseguran que solo manejaron botes de gas lacrimógeno y balas de goma contra las protestas en torno a una comisaría del centro de la capital, y anunciaron la apertura de una investigación sobre los incidentes.
Los manifestantes exigen la dimisión del primer ministro Chan-Ocha, en un momento de malestar general por la gestión de la pandemia de Covid-19; las autoridades sanitarias reportaron este martes 239 muertos debido a la enfermedad, la cifra diaria más alta hasta la fecha.
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