Se trata de la fecha conocida como Ashura que deriva de ashra (10 en árabe), en tanto que el mártir murió el décimo día del mes de muharram, primero en el calendario islámico lunar.
Los musulmanes sunitas invocan la fecha con un ayuno al igual con el que Moisés agradeció la liberación del pueblo Israel de los egipcios.
Según relatos, el profeta Mahoma solía también ayunar en esa jornada y lo recomendaba a sus compañeros.
En el caso de los musulmanes chiitas, la jornada consiste en recordar el asesinato del imam Huseil ibn Ali, al que consideran sucesor legítimo y directo de Mahoma, pues era su nieto.
Hussein murió junto a 72 seguidores en la batalla de Karbala que duró 10 días en el año 680 en un enfrentamiento con un Ejército de 10 mil soldados enviados por Yazid, quien tomó el califato, pese a que correspondía por linaje al nieto de Mahoma.
La máxima expresión de la conmemoración chiita sucede en esa ciudad iraquí donde hay un mausoleo del mártir que cada año congrega a millones de creyentes.
Los más devotos desfilan hasta ese santuario con instrumentos filosos para cortarse a sí mismos hasta quedar ensangrentados por completo.
Este año, como en 2020, hay restricciones para la peregrinación a Karbala con el objetivo de evitar la expansión de la pandemia de la Covid-19, y muchos siguen los rituales por televisión o Internet.
Otros cumplen en lugares públicos la jornada de luto bajo estrictas medidas sanitarias.
Ashura simboliza la batalla eterna entre el bien y el mal para los musulmanes chiitas que estiman a Hussein representante de los valores puros contra los de Yazid, el cual destacó por una conducta pecaminosa alejada del islam.
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