Matshidiso Moeti, directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para esa región de mil 200 millones de personas y sólo el 1,85 por ciento vacunado completamente, declaró en conferencia de prensa que el acaparamiento de inmunógenos por países desarrollados es ‘una burla de la equidad vacunal’.
Moeti precisó que la meta de alcanzar al menos un 30 por ciento de la población africana para finales de año se puede lograr, gracias al incremento de la recepción de cargamentos comprados por la Unión Africana y la plataforma Covax, impulsada por la OMS.
Pese a esos avances, todavía están por debajo de regiones como Europa o Estados Unidos donde tienen a más de la mitad de sus habitantes con dos dosis y ya comenzaron a dar un refuerzo para prevenir la extensión de la variante Delta, recordó el diario Página 12 de Argentina.
Esta semana, Washington anunció la aplicación de una tercera dosis a partir de septiembre, una decisión a la espera de la aprobación de la Agencia Federal de Drogas y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), que se expediría en los próximos días.
Asimismo, Israel, Francia y Chile comenzaron a inocular a su población con una tercera dosis, mientras que Uruguay se incorporó este lunes a los países latinoamericanos con esa estrategia, pero solo a quienes tuvieran la pauta completa con la vacuna Coronavac, de menor eficacia que otros preparados.
Sobre el tema, Moeti espera que las unidades extras de vacunas no salgan de las existencias prometidas a donar por países desarrollados, y consideró clave la fabricación local de inyectables para enfrentar la pandemia en África.
Por otra parte, el director general de la entidad, Tedros Adhanom, explicó a inicios de mes que entiende la preocupación de los gobiernos por proteger a sus ciudadanos de la variante Delta, pero no se puede entender el uso de la mayoría de los inmunizantes en los territorios más ricos, mientras personas vulnerables siguen sin protección.
Adhanom señaló que más del 80 por ciento de las vacunas administradas en todo el planeta están concentradas en países de ingresos altos, a pesar de que representan la mitad de la población global.
Indicó que durante el quinto mes del año, los países de altos ingresos habían administrado 50 dosis por 100 personas y luego la cifra se duplicó, sin embargo, las naciones pobres lograron colocar 1,5 dosis por cada 100 personas debido a la carencia de vacunas.
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