El donativo incluye también 65 mil tabletas de purificación de agua, medicamentos, material quirúrgico, suplementos nutricionales, medio millón de mascarillas, y 15 tiendas de campaña que se desplegarán en los lugares donde los centros de salud se destruyeron.
Con los recursos podrán atenderse a 23 mil 350 niños y familias afectadas por el temblor de 7,2 en la escala de Richter que el pasado sábado estremeció los departamentos Sur, Nippes, y Grand Anse con un saldo preliminar de dos mil 189 fallecidos, más de 12 mil heridos y 332 desaparecidos.
‘Las necesidades de los niños y las familias afectadas por el terremoto y la tormenta tropical han seguido creciendo. La ayuda médica que Unicef ha distribuido esta semana no es suficiente. Los niños y las familias que han perdido sus casas se ven obligados a dormir a la intemperie bajo la lluvia’, reconoció la agencia internacional en un comunicado.
Al movimiento telúrico le siguieron más de 25 réplicas, la mayor de 5,8 de magnitud, y los expertos coinciden en que estos sismos pueden perdurar.
Varios países, entre ellos Cuba que desplegó a los médicos presentes en el país, así como Venezuela, Chile, Panamá, Estados Unidos, Alemania, Japón y otros, brindaron ayuda humanitaria a los damnificados.
Por su parte, el Gobierno aspira a no cometer los errores de 2010, cuando un terremoto de siete de magnitud destruyó la capital, y decidió centralizar la ayuda en la Dirección de Protección Civil, que cuenta con dependencia en los departamentos, distritos y comunas del país.
La disposición, no obstante, alarga la agonía de los residentes de las comunas alejadas, muchos de los cuales aún no tienen acceso a la asistencia, advirtieron las autoridades locales.
El sismo del 14 de agosto se originó en la falla Enriquillo–Plantain Garden, que estuvo inactiva durante 240 años hasta el sismo de 2010, responsable de más de 200 mil muertes y 1,5 millones de desplazados.
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