En un comunicado, el banco central mexicano precisó que la tenencia de DEG forma parte de su reserva de activos internacionales y que a la vez su uso está determinado por la Ley del BdeM.
Aunque sin mencionarlo directamente, tal aclaración tiene que ver con la propuesta del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador de destinar ese dinero al pago de deuda externa a lo que, al parecer, se opone el ente emisor que es autónomo.
La asignación de 650 mil millones de dólares equivalente en DEGs a 191 países miembros, no es una dádiva del FMI, sino una obligación establecida para las reservas internacionales acumuladas, de las cuales se benefician a manos llenas los ricos que reciben 58 por ciento y los pobres apenas el 3,2.
El marco en el que se hacen las asignaciones establece que la reserva tendrá como único objeto coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país.
De tal manera que una de las operaciones permitidas con la reserva de activos internacionales consiste en que el gobierno federal -a través de operaciones cambiarias con el BdeM- pueda contar con moneda extranjera para cumplir con sus obligaciones en divisas.
Esto implica que la Tesorería de la Federación puede comprar o vender divisas al banco con recursos del propio gobierno federal a precios de mercado, aun cuando tal posibilidad requerirá de muchas negociaciones.
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