La llama de la cita alumbrará desde este martes el cielo tokiota hasta el 5 de septiembre y su luz de esperanza, diversidad y solidaridad convida a enfrentar los desafíos de la vida en momentos tan difíciles para la humanidad por el azote de la epidemia de la Covid-19.
El emperador de Japón, Naruhito, declaró la apertura de la magna cita para atletas con todo tipo de discapacidades físicas, mentales o sensoriales, dignos ejemplo de perseverancia y entrega.
La gala, con el tema anunciado Tenemos alas, recreó un aeropuerto sobre la grama del estadio y la pericia de un avión de una sola ala, interpretado por una adolescente de 13 años en silla de ruedas, que termina por lograr volar.
El comité de refugiados abrió el desfile, liderado por el nadador afgano Abbas Karimi y la lanzadora siria Alia Issa.
En cuanto a la bandera afgana, desfiló a pesar de la ausencia de sus dos atletas representantes, quienes no pudieron llegar a la lid debido a la toma de poder por los talibanes. Ambos deportistas recibieron el aplauso de una parte de los periodistas y las autoridades.
Muchos dudaban que este día llegaría, muchos pensaban que era imposible, pero gracias a los esfuerzos de muchos, el evento deportivo dotado de la mayor fuerza de cambio del planeta está a punto de comenzar, afirmó el presidente del Comité Paralímpico Internacional, el brasileño Andrew Parsons, durante el inigualable espectáculo.
Paralímpicos, habéis dado todo para estar aquí, sangre, sudor y lágrimas. Ahora es el momento de mostrar vuestros talentos, vuestra fuerza y vuestra determinación, agregó.
Tres destacados deportistas paralímpicos japoneses la tenis en silla Yui Kamiji, el jugador de boccia Shunsuke Uchida y la haltera Karin Morisaki participaron en la ceremonia de encendido y el guitarrista nipón Tomoyasu Hotei animó con sus acordes la melodía final.
La ceremonia, cargada por una oda de colores y una explosión de luces fluorescentes de neón, iluminó el cielo del majestuoso recinto deportivo y la exnadadora paralímpica Manami Ito tocó el violín con un arco sostenido por una prótesis para dar entrada a un desfile de sillas de ruedas.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach, estuvo entre los muy pocos espectadores invitados al espectáculo, engalanado por 378 fuegos artificiales de tres colores, símbolos del movimiento paralímpico.
En el desfile participaron representantes de 162 países, tres más que en Río de Janeiro 2016, incluidos Paraguay, Bután, Maldivas y las islas caribeñas de Granada y San Vicente y las Granadinas, que debutan en el certamen deportivo.
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