Michèle Oriol, secretaria ejecutiva del Comité Interministerial de Planificación Regional, recordó que pronósticos científicos sugieren un alto riesgo de ocurrencia de estos desastres en el extremo norte del país y las secuelas podrían ser funestas especialmente en Cabo Haitiano, donde abundan las construcciones anárquicas, según recogió el diario Le Nouvelliste.
‘En el Norte se hacen muchos estudios, pero hay que dejar estudios para formular recomendaciones, adoptar medidas concretas’, alentó la también socióloga.
Señaló que las construcciones en la segunda ciudad del país no se sustentan sobre una base sólida y pidió examinar la resiliencia de las viviendas, de manera particular la de varios niveles.
‘No tenemos mucho tiempo para el Norte. Necesitamos acciones específicas, en términos de previsión de desastres naturales, especialmente tsunamis’, subrayó.
A inicios del pasado año, a propósito de la jornada científica sobre el riesgo de terremotos en el país, el geólogo Claude Preptit advirtió que el extremo norte es una de las zonas con mayor riesgo sísmico por la debilidad de sus suelos.
El director de la Oficina de Energía y Minas explicó que cuando curre un temblor la onda puede viajar a través del suelo y llegar muy lejos, mientras la velocidad de propagación estará en dependencia del tipo de terreno cruzado y la edificación que se erige sobre este.
Haití está situada en medio de un vasto sistema de fallas geológicas que resultan del movimiento de las placas del Caribe y de Norteamérica, de ahí que la nación es proclive a fenómenos de este tipo.
El terremoto del 14 de agosto se originó en la falla Enriquillo–Plantain Garden la misma del terremoto de 2010, responsable de unas 300 mil muertes y 1,5 millones de desplazados.
Los expertos alertan que la acumulación de energía entre las placas tectónicas puede aumentar la posibilidad de otros movimientos telúricos en el país.
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