Gary Orélien fue nombrado para indagar en el archivo a inicios de esta semana, en medio de las críticas por su falta de pericia en el campo.
El asesinato del mandatario, ocurrido el 7 de julio, será el primer caso que investigará el letrado como juez de instrucción.
El decano del Tribunal de Primera Instancia, Bernard Saint-Vil, espera que se cumplan las demandas de Orélien, en especial las relacionadas con la seguridad.
El magistrado asumió el archivo 10 días después que su predecesor Mathieu Chanlatte dimitiera y tras la muerte, en circunstancias aún por determinar, de Ernest Fortune, secretario judicial asignado al caso.
Medios de prensa indicaron que Chanlatte no tuvo agentes que garantizaran su seguridad ni la de los familiares, mientras dos jueces de paz y dos registradores judiciales tuvieron que esconderse luego de recibir amenazas de muerte.
Moïse recibió 12 disparos en la madrugada del pasado 7 de julio en su residencia de la capital, y el Gobierno pidió asistencia de Naciones Unidas y Caricom para las investigaciones y el posterior juicio contra los culpables.
El ministro de Justicia Rockefeller Vincent aseguró que su cartera puso a disposición del magistrado Orélien todos los medios necesarios para el buen desarrollo del caso.
De igual forma, exigió a la Policía Nacional de Haití controlar de manera constante a los colombianos y otras personas detenidas por su presunta relación con el crimen.
Por el magnicidio se encuentran prisioneros más de 40 personas, entre ellas 18 colombianos, además de dos responsables de seguridad y el médico Enmanuel Sanon, a quien los investigadores señalan como uno de los autores intelectuales del hecho.
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