Esa es una de las previsiones del estudio Dinámica laboral y políticas de empleo para una recuperación sostenible e inclusiva más allá de la crisis del COVID-19, editado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con sede en esta capital.
El informe, presentado por la secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, señala que el crecimiento este año sigue marcado por la pandemia, que agudizó problemas como baja inversión y productividad, informalidad, desocupación, desigualdad y pobreza.
Ese incremento se explica por la baja base de comparación, pues en 2020 hubo una contracción de 6,8 por ciento, aunque también influyó el aumento de la demanda externa y el alza en los precios de los productos básicos que exporta la región.
Bárcena advirtió además que se prevé una desaceleración en 2022, con una expansión estimada de 2,9.
Entre los problemas estructurales que afectan a la región y que limitarán la recuperación económica, está la tendencia al estancamiento que ya existía antes de la crisis sanitaria pues entre 2014 y 2019 creció a una tasa promedio de solo 0,3 por ciento.
Además, la caída progresiva en la inversión, que en 2020 reportó uno de sus niveles más bajos de las últimas tres décadas, y algo similar ocurrió con la productividad del trabajo.
A causa de la pandemia el mercado laboral de la región fue el más afectado a nivel mundial, con una caída del nueve por ciento en 2020 que no podrá ser recuperada con la recuperación prevista para este año.
Al respecto Alicia Bárcena explicó que los países requieren de políticas para promover la inserción laboral, en especial de mujeres y jóvenes, los más afectados por la crisis, tales como impulsar medidas sectoriales para reactivar actividades como el comercio y el turismo y profundizar programas de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas.
El estudio también plantea la importancia de canalizar inversiones hacia sectores que promuevan un nuevo estilo de desarrollo, mejoren la competitividad y potencien el empleo y la reducción de la huella ambiental.
Entre estos señala la transición hacia energías renovables; la revolución digital para universalizar el acceso a las tecnologías; la industria manufacturera de la salud; la llamada bioeconomía, la economía circular y el turismo sostenible.
En materia fiscal, el reporte resalta que se debe acelerar la inversión pública y atraer la privada, y como prioridad, fortalecer los ingresos tributarios y reducir la evasión, que representa alrededor de 325 mil millones de dólares, equivalentes al 6,1 por ciento del producto interno bruto regional.
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