Según la revista Annals of Internal Medicine, esta conclusión es de gran relevancia puesto que el alcohol es la droga más consumida en el mundo.
‘Estos datos sugieren que la probabilidad de que se produzca un episodio de fibrilación auricular no se debe únicamente al azar, sino que está influida por factores modificables que el paciente puede controlar’, puntualiza la fuente.
En la investigación los científicos pudieron comprobar como ocurría dicho proceso pasada las cuatro horas en que las personas en estudio bebían licores, y luego sufrían de arritmia.
La fibrilación auricular es la arritmia más común, y se trata de una aceleración cardíaca irregular que puede aumentar el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones relacionadas con el corazón.
Durante la fibrilación auricular, las dos cavidades superiores (aurículas) del corazón laten de forma caótica e irregular, sin coordinar con las dos cavidades inferiores (ventrículos) del corazón.
Los síntomas de fibrilación auricular –precisa la fuente- generalmente comprenden palpitaciones, dificultad para respirar y debilidad.
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