Unicef estima que cerca de 540 mil niños se afectaron por el temblor y con el poco acceso a refugios, agua potable e instalaciones higiénicas, aumenta la amenaza de infecciones respiratorias agudas, enfermedades diarreicas, cólera y malaria, advirtieron en un comunicado.
El pasado 14 de agosto un temblor de 7,2 en la escala abierta de Richter causó la muerte de dos mil 207 personas, heridas a otras 12 mil y más de 130 mil viviendas destruidas o dañadas.
En un balance, la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento (Dinepa, por sus siglas en francés) reconoció que más de 50 redes de distribución sufrieron afectaciones, impactando a unas 400 mil personas en los departamentos Nippes, Grand Anse y Sur.
‘Las vidas de miles de niños, niñas, adolescentes y familias afectadas por el terremoto están ahora en riesgo, solo porque no tienen acceso al agua potable, saneamiento e higiene’, lamentó Bruno Maes, representante de Unicef en el país.
En estos sitios la situación ya era precaria con menos del 60 por ciento de la población con acceso al agua, una cifra que se precipitó tras el movimiento telúrico.
Las autoridades detallaron que solo en Les Cayes (sur) más de 60 mil personas tuvieron que buscar refugio en lugares improvisados, donde no tienen acceso a los servicios básicos, entre ellos el agua.
A pesar que Dinepa asistió tras el terremoto a unas 192 mil personas, la cifra aún no alcanza a toda la población que necesita el preciado líquido.
Por su parte, Unicef aseguró que cerca de 73 mil 600 personas comenzaron a recibir el servicio a través de camiones cisterna, seis plantas de tratamiento de agua y 22 cisternas.
Junto a Dinepa y socios de la sociedad civil también distribuyeron siete mil kits de higiene, que incluyen productos para el tratamiento y almacenamiento del agua en el hogar, jabón, dispositivos para lavarse las manos y compresas sanitarias.
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