La víspera Protección Civil anunció que tras casi tres semanas del sismo de magnitud 7,2, los rescatistas culminaban su trabajo y comenzaba la etapa de recuperación en los departamentos Sur, Nippes y Grand Anse.
Aún decenas de miles de familias siguen en las calles o en refugios improvisados, con poco acceso a servicios como el agua y la electricidad, lo cual podría provocar el aumento de enfermedades como la Covid-19, malaria e incluso la reaparición del cólera, advirtió Naciones Unidas.
El Gobierno reveló que las pérdidas superan los mil millones de dólares, y anunció la postergación del inicio del año académico tanto para las zonas afectadas como para el resto de los departamentos.
En medio de la crisis humanitaria, las bandas armadas retomaron sus actividades, a pesar de la tregua anunciada para permitir el cruce de asistencia a los territorios golpeados por el temblor que cobró más de dos mil 200 vidas y 12 mil heridos.
El pasado lunes, presuntos miembros de la pandilla Krache dife, secuestraron y posteriormente asesinaron a un policía, como represalia al operativo de agentes del orden en barrios vulnerables de la capital, por el que resultó muerto uno de los líderes de la banda, de acuerdo con medios de prensa locales.
El mismo grupo armado protagonizó una protesta el jueves y viernes que paralizó el tráfico en Puerto Príncipe, y provocó la muerte de al menos un comerciante, así como varios heridos.
También bloquearon la Ruta Nacional 2 que conecta la principal urbe del país con los departamentos del sur afectados por el terremoto, mientras al menos tres personas fueron secuestradas.
Sobre estos hechos aún el Gobierno no se pronunció, mientras a nivel político el primer ministro Ariel Henry, grupos de la sociedad civil, y plataformas de la oposición impulsan de manera paralela la firma de tres acuerdos nacionales, pero sin dialogar entre sí.
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