Con escudos en mano, los uniformados cercaron las salidas que usarían los migrantes en Huixtla. Primero detuvieron a algunos que se habían adelantado y después, en cuestión de minutos, cerraron todo el perímetro, relataron testigos.
Unos 300 haitianos, hondureños, salvadoreños y de otros países partieron ayer sábado de Tapachula con la intención de llegar a la frontera con Estados Unidos, para lo cual deben recorrer todo el territorio mexicano de sur a norte.
Sin embargo, la presencia de los militares los obligó a dispersarse, un grupo lo hizo por las calles de una colonia aledaña, donde las mujeres con niños fueron las primeras a las que los guardias rodearon para luego detenerlas.
Aunque no se reportaron agresiones al momento de las detenciones como en días anteriores, algunos migrantes aseguran que hubo a quienes detuvieron con el uso de fuerza excesiva.
Casi una hora después, cuando pensaban que los elementos de la Guardia Nacional y del INM se habían retirado, los que permanecieron intentaron seguir su trayecto, pero sólo fue para constatar que medio kilómetro más adelante seguían los cercos, lo cual dividió otra vez a la caravana.
Los migrantes caminaron 13 horas consecutivas para llegar a Huixtla donde arribaron exhaustos y adoloridos, para no resolver nada, indicó un reportero de un diario nacional.
Esos extranjeros reprochan al gobierno federal que les pida regresar a Tapachula sin ofrecer condiciones para una estancia digna, y rechazaron el argumento de que se hace para preservar su integridad por los peligros a que se exponen en ese largo recorrido.
Al respecto respondieron que conocen bien esos riesgos pero los asumen pues es peor estar en la indigencia en Tapachula, sin trabajo, con hambre y sin esperanzas de cumplir sus metas.
oda/lma