Dos meses después del magnicidio, el ministro de Relaciones Exteriores insistió en que la preparación y ejecución del crimen tienen alcance internacional, razón por la cual pidió asistencia de organismos mundiales para acompañar a la justicia de Haití.
‘A dos meses del asesinato del líder del pueblo, el presidente Jovenel Moïse, los autores intelectuales y financistas de este crimen continúan circulando libremente con impunidad. El pueblo haitiano sigue exigiendo justicia para su presidente’, escribió el también exprimer ministro en las redes sociales.
Moïse recibió 12 disparos en su dormitorio, sin que interviniera guardia presidencial, mientras que a su esposa le impactaron varios proyectiles en el brazo.
Más de 40 personas se encuentran detenidas por los hechos, entre ellos una veintena de agentes, 18 colombianos y dos responsables de la seguridad presidencial.
Sin embargo, la investigación parece estancada en medio de los cambios del juez de instrucción.
El ministro de Justicia, Rockefeller Vincent, volvió a prometer este martes que los asesinos del mandatario nunca dormirán en paz, y ‘serán perseguidos hasta su último atrincheramiento.
Moïse tuvo un convulso mandato con masivas protestas antigubernamentales, crisis política y económica, además de denuncias de autoritarismo y presunta corrupción.
El gobernante nombró a siete primeros ministros, decretó la caducidad del parlamento, jubiló de manera forzada a tres jueces supremos y nunca pudo alcanzar un acuerdo con las fuerzas políticas.
Al momento de su muerte ya no recibía el apoyo del partido que lo llevó al poder, aunque continuaba aupado por la comunidad internacional.
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