‘Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión’ es el lema del evento convocado por el papa Francisco con un recorrido articulado en tres fases –diocesana, continental y de la Iglesia Universal- desde octubre próximo hasta el mismo mes de 2023.
Al referirse al impacto de la Covid-19, el texto recuerda que la pandemia detonó las desigualdades e injusticias ya existentes y la humanidad aparece cada vez más sacudida por procesos de masificación y fragmentación.
Además, precisa que la trágica condición que viven los migrantes en todas las regiones del mundo atestigua cuán altas y fuertes son aún las barreras que dividen la única familia humana.
Tras subrayar que esa situación pone a prueba la capacidad de la iglesia para acompañar a las personas y comunidades en la relectura de experiencias de luto y sufrimiento, advierte que ‘no podemos escondernos’ pues ‘la misma Iglesia debe afrontar la falta de fe y la corrupción dentro de ella’.
En particular, no podemos olvidar el sufrimiento vivido por personas menores y adultos vulnerables «a causa de abusos sexuales, de poder y de consciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas» puntualiza al evocar lo expresado por el papa en la Carta al Pueblo de Dios el 20 de agosto de 2018.
En ese sentido, el documento indica que la ‘Iglesia entera está llamada a confrontarse con el peso de una cultura impregnada de clericalismo, heredada de su historia, y de formas de ejercicio de la autoridad en las que se insertan los diversos tipos de abuso (de poder, económicos, de conciencia, sexuales)’.
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