La detenida expresidenta de facto convocó hace unas horas en una carta al jefe de la Organización de los Estados Americanos (OEA), a ir a Bolivia ni más ni menos que para frenar al Gobierno del presidente Luis Arce, es decir, organizar otra ruptura de la institucionalidad en el país andino.
Áñez confirma la justa y oportuna decisión del presidente de México Andrés Manuel López Obrador de rescatar de las manos de los militares golpistas a Morales, a quien su ciego e irascible racismo puso en peligro mortal.
La carta no deja dudas de las acusaciones en México del papel de Almagro en aquellos luctuosos acontecimientos, tomadas ahora en cuenta para convocar en la VI Cumbre de la comunidad de Estados Latinoamericanos (Celac) a una reflexión sobre la transformación o desaparición de la OEA.
En su misiva, la golpista, quien carga con todos los crímenes cometidos durante su corto pero nefasto régimen, escribe: ‘Señor Almagro y comunidad internacional, este es el momento que deben venir a Bolivia y poner un alto a los proxenetas del poder, que son liderados por (el presidente) Luis Arce Catacora y Evo Morales’.
Por supuesto, no es necesario aclarar cuál es la ‘comunidad internacional’, cuya cabeza está bastante ocupada por un rebrote altísimo de Covid-19, graves problemas en Afganistán y muy acosado por sus adversarios que capitalizan contra él sus graves errores de política interna y externa.
Áñez, en prisión preventiva desde marzo por su activa participación en el golpe de Estado, entregó la carta a Almagro mediante su hija, Carolina Ribera, y es difícil creer que esa acción haya sido del gusto del destinatario, cuyo prestigio y autoridad está en el subsuelo, bien cerca del inframundo, como escribió un analista político.
También pidió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, un organismo de la OEA manipulado abiertamente por Washington y también desacreditado en la región, pronunciarse sobre un pedido de medidas cautelares presentado por la defensa de Áñez el 27 de agosto.
Hay nerviosismo en la exgolpista, más que todo porque quizás esté tomando conciencia del fracaso del golpe que pulverizó las apetencias de Almagro, puso en ridículo a la Agencia Central de Inteligencia y avergonzó a la Casa Blanca.
Pero en especial, porque ella misma contribuyó a poner a la OEA, como a los reos, conclusa para sentencia el próximo 18 de septiembre en la VI Cumbre de la Celac.
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