En su informe ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el alto funcionario señaló como pasos positivos de los últimos meses la inauguración del Parlamento reconstituido y los nombramientos de mujeres en posiciones principales.
Pero hay numerosos retos por delante para el proceso de paz, recalcó, tal es el caso del establecimiento de instituciones de seguridad imparciales y unificadas, especialmente de cara al proceso electoral previsto para inicios de 2023.
Haysom expresó preocupación por el espacio cívico cada vez más restringido en Sudán del Sur, justo cuando el pasado 12 de septiembre se cumplieron tres años del acuerdo de paz revitalizado.
A juicio del jefe de la misión de la ONU en Sudán del Sur, es imperativo que las partes dejen a un lado las políticas adversas y trabajen como un gobierno de unidad.
Por su parte, la directora de operaciones y división de defensa de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Reena Ghelani, alertó sobre los más elevados niveles de inseguridad alimentaria reportados desde la independencia de ese país africano, con más del 60 por ciento de la población afectada.
Los efectos combinados del conflicto, los choques climáticos, el desplazamiento, la pandemia de Covid-19 y la falta de inversión en infraestructura y servicios básicos disparan ahora las necesidad humanitarias en todo el territorio sursudanés, subrayó.
Más de 8,3 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, incluidos 1,4 millones de niños, detalló la representante de la OCHA.
En tanto, apuntó, grupos armados no estatales continúan obstaculizando el acceso, saqueando las instalaciones humanitarias y con frecuencia atacan convoyes de asistencia a lo largo de las rutas clave de suministro.
Recientemente, ante la falta de financiamiento para sus operaciones, el Programa Mundial de Alimentos se vio obligado a reducir las raciones de comidas que repartían en los campamentos para refugiados y civiles vulnerables en Sudán del Sur.
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