Días atrás los laboristas, con Jonas Gahr Stone la cabeza, vencieron en los comicios parlamentarios y desbancaron a las fuerzas políticas de centroderecha.
Analistas consideran que ese resultado fue posible debido al desgaste político de los conservadores que se vieron ampliamente superados tras ocho años en el poder.
Laboristas, socialistas y centristas suman 89 escaños en el nuevo legislativo, cuatro más de los necesarios para gobernar con mayoría absoluta.
Los dos primeros defienden un ejecutivo entre las tres fuerzas, mientras el Partido Centrista apuesta por gobernar solo con los primeros.
Entre las diferencias que enfrentan a las tres fuerzas políticas están los temas medioambientales y fiscales.
Laboristas y centristas quieren recortar las emisiones de dióxido de carbono en un 55 por ciento respecto a 1990, mientras los socialistas apuestan por una reducción mayor antes del 2030.
Por otra parte subyacen discrepancias en torno al desarrollo del sector petrolero en un país que encabeza la exportación de hidrocarburos en Europa occidental, aunque las tres fuerzas políticas abogan por su eliminación en mayor o menor medida, hecho que preocupa a la oligarquía nacional.
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