Hombres armados ingresaron la víspera a la Primera Iglesia Bautista en el centro de la ciudad, asesinaron al religioso, secuestraron a su esposa, mientras otros fieles resultaron heridos.
‘Tras esta tragedia en la iglesia Baptiste de la Reunión de Puerto Príncipe, considerada un lugar sagrado y un espacio inviolable, no se protege ningún derecho’, lamentó la organización de derechos humanos, y aseguró que todos los sectores del país están expuestos a la furia de los ‘bandidos armados, que operan con impunidad’.
La OPC pidió a las autoridades competentes reconocer su ‘fracaso’ en materia de seguridad, y subrayó que, contrariamente a las declaraciones de los opositores del expresidente Jovenel Moïse, tras su asesinato la inseguridad se agravó.
‘Las principales causas siguen siendo la impunidad, la mala gobernanza, la falta de voluntad política ligada al cretinismo de los actuales dirigentes’, aseguró la instancia.
En las últimas semanas, la OPC mantiene un discurso crítico contra el primer ministro Ariel Henry, y pidió su dimisión tras el escándalo de su presunta implicación con uno de los planificadores del magnicidio.
Los secuestros y asesinatos aumentaron desde mediados de agosto, pese a que las bandas prometieron una tregua luego del terremoto que asoló la porción sur del país.
Al menos una decena de personas fueron secuestradas la semana pasada, entre ellas un veterano del ejército estadounidense por el cual sus captores piden seis millones de dólares por su liberación.
También un galeno y un empleado de la Dirección General de Impuestos (DGI) fueron raptados tras regresar de abastecerse de combustible.
Los colegas de la DGI protagonizaron una protesta el pasado viernes y amenazan con ir a la huelga, mientras la Red de Médicos Haitianos Graduados en Cuba llamó a un paro a partir de mañana martes.
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