Según explicó el juez Adrian Fulford, del tribunal de Old Bailey, la gravedad del crimen cometido por Wayne Couzens en marzo pasado ameritó la imposición de la sentencia, excepcional para los cánones británicos, y que por primera vez se aplica en el país a un agente en activo.
Sarah Everard, de 33 años, desapareció cuando regresaba a su casa en la noche del miércoles 3 de marzo después de visitar a unas amigas en el barrio londinense de Clapham, y su cuerpo fue encontrado una semana después en un bosque del condado de Kent.
Couzens, de 48 años, fue vinculado al crimen después que el automóvil rentado que manejaba fue captado por cámaras de seguridad en las inmediaciones del lugar donde la víctima fue vista por última vez.
Durante el proceso se conoció que el agente del cuerpo de protección del Parlamento y embajadas, detuvo a Everard con el pretexto de que estaba violando las restricciones vigentes por la Covid-19, y tras esposarla la montó en su vehículo y se la llevó.
La trágica muerte de la joven dio lugar a la creación del movimiento Reclaim These Streets (Reclamemos estas calles), que organizó vigilias y protestas en las calles, algunas de las cuales fueron reprimidas por la policía, con el argumento de que trasgredían las reglas de distanciamiento social emitidas para frenar la propagación de la pandemia.
Tras anunciarse la sentencia, la familia de la víctima emitió un comunicado en el que se declara satisfecha con la condena, y asegura que a pesar de que nada puede devolverle a Sarah, saber que su asesino pasará el resto de su vida tras las rejas en parte los reconforta.
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