‘Quiero decir que fue una injusticia, estuvo mal y quiero pedir disculpas al pueblo haitiano’, dijo el diplomático en conferencia de prensa desde esta capital, en alusión al comportamiento de agentes fronterizos a caballo que intentaban frenar el paso de los migrantes hacia territorio estadounidense.
El escándalo de las imágenes llevó a la renuncia al enviado especial Daniel Foote, que en su misiva al departamento de Estado se desligó de ‘la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados haitianos e inmigrantes ilegales a Haití’.
Washington no cejó en la devolución de los ciudadanos caribeños, aunque se comprometió a un tratamiento más ‘humano’ de aquellos que soliciten refugio.
‘Me reuní con el primer ministro Ariel Henry y el canciller Claude Joseph para reiterar nuestro compromiso con la repatriación humana de migrantes’, aseguró Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental.
Tanto Nichols como González arribaron a Haití el jueves y se reunieron con líderes políticos y de la sociedad civil.
‘Una de las cosas que alentamos es que los protagonistas se reúnan y lleguen a una visión única para el futuro de Haití’, dijo el subsecretario en la rueda de prensa, mientras insistió en que ninguna solución efectiva será una impuesta desde el exterior.
Aseguró que sostuvo una ‘productiva reunión’ con el primer ministro Ariel Henry en la cual lo alentó a continuar los esfuerzos para encontrar un consenso.
En cuanto al magnicidio, aseveró que la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) ‘está investigando estos crímenes que tuvieron lugar o se originaron en Estados Unidos’, en referencia a que varios sospechosos de planificar el asesinato del presidente Jovenel Moïse residía o tenían empresas basadas en ese país.
mem/ane