El diario relata que con la colaboración del músico y productor cubano Juan de Marcos, el británico Nick Gold y el guitarrista estadounidense Ry Cooder, reunieron a un grupo de músicos veteranos, entre los que figuraban algunos que ya no estaban activos y en los legendarios estudios EGREM dieron origen al disco Buena Vista Social Club.
De inmediato se convirtió en un éxito; desde entonces ha vendido millones de copias en todo el mundo. El álbum permitió salir de su retiro a músicos como el cantante Ibrahim Ferrer y el pianista Rubén González, e impulsó las carreras de otros que ya tenían presencia internacional, como los cantantes Omara Portuondo y Compay Segundo.
Para conmemorar los 25 años de Buena Vista Social Club, añade el amplio reportaje de Milenio, recientemente se lanzó una edición conmemorativa.
Además del álbum original remasterizado, incluye un disco con canciones inéditas, remezclas y tomas alternas, así como un folleto con nuevas notas, fotografías y las letras de las canciones.
Para rememorar ese proyecto sui géneris, Mary Farquharson, copropietaria de Discos Corasón y fundadora, junto con Anne Hunt, de World Circuit, sello discográfico independiente al que después se unió Nick Gold, convocó a algunos periodistas para charlar con él, relata el diario.
Gold aseguró que hasta la fecha no puede explicarse por qué una grabación de música tradicional cubana interpretada por un grupo de músicos veteranos y lanzada por un sello independiente alcanzó un éxito global, aunque tenía la sensación de que era algo único.
‘Esa sesión nunca se me ha olvidado porque fue una semana poderosa: ver a esos artistas sorprendentes creando un hermoso material con un gran sentido de responsabilidad —expresó Gold—.
Yo pensaba: algo está pasando aquí y debo asegurarme de que lo grabemos’. En la grabación hubo problemas técnicos que resultaron benéficos, ¿no es así?
La primera semana pasamos cinco o seis días grabando el disco del grupo Afro-Cuban All Stars de Juan de Marcos y al día siguiente llegó Ray y empezamos a trabajar en lo que sería Buena Vista Social Club.
Teníamos a muchos músicos en el estudio y de repente la grabadora se descompuso. De pronto vi una máquina desarmada en el piso y casi me puse a llorar. Eduardo Llerenas —productor copropietario de Discos Corasón— vino al rescate, pues hizo que trajeran de México las piezas que faltaban, señala en una de las tantas anécdotas que hizo.
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