En un informe remitido a Prensa Latina, el organismo precisó que uno de cada cinco consultados en edades de 15 a 24 años registró a menudo depresión o poco interés por la vida.
‘Han sido 18 meses muy, muy largos para todos nosotros, especialmente para los niños. Con bloqueos y restricciones de movimiento por la pandemia’, indicó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
A juicio de la directiva, los menores pasaron por años imborrables de sus vidas alejados de amigos, aulas y juego, elementos clave durante la infancia, acotó.
Ese impacto es significativo y constituye solo la punta del iceberg, pues incluso antes de la pandemia, añadió, demasiados niños y adolescentes estaban agobiados por el peso de los problemas de salud mental.
Fore emitió un llamamiento a los Gobiernos por su poca inversión para abordar esas necesidades críticas y a comprender la importancia de la relación entre la salud mental y la vida futura.
Según las últimas estimaciones disponibles, en el mundo uno de cada siete de 10 a 19 años de edad sufre trastornos mentales diagnosticados.
Casi 46 mil adolescentes optan por el suicidio cada año, una de las cinco principales causas de muerte para su grupo de edad, mientras hay un abismo creciente entre las necesidades de salud mental y la financiación para abordarlas, subraya el texto del comunicado.
A la entrada del tercer año de la Covid-19, más de mil 600 millones de niños sufrieron la pérdida de rutinas de educación y recreación, y los jóvenes experimentaron temor, enojo e inseguridad por su futuro.
En Líbano, el impacto de la Covid-19 solo resulta una de las tantas crisis, incluida la económica y la originada por la explosión del año pasado en el puerto de Beirut, apuntó el reporte de Unicef.
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