Según datos de ese informe conjunto, en total 3,2 millones de menores de cinco años en ese país centroasiático pueden sufrir desnutrición aguda antes de finales de este año.
Actualmente, señala el documento, el 95 por ciento de los hogares de Afganistán no consumen suficientes alimentos y los adultos comen cada vez menos para que sus hijos puedan ingerir bocado.
Muchas madres lactantes están tan desnutridas que no pueden amamantar a sus bebés, alerta ese reporte, el cual también ofrece detalles sobre las acciones de la ONU dirigidas a mejorar la salud y nutrición de los afganos.
El Fondo Central de Respuesta a Emergencias de Naciones Unidas ya asignó 20 millones para apoyar las operaciones humanitarias en Afganistán, pero el secretario general del organismo multilateral, António Guterres, advirtió de la escasez de recursos que enfrenta el equipo sobre el terreno.
Según informó la directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta Fore, la entidad amplía sus programas en ese país con el fin de salvaguardar la vida de niños y mujeres, incluso mediante la prestación de servicios de salud, nutrición y agua a las familias desplazadas.
La crisis humanitaria en ese territorio se agravó tras el retorno al poder del movimiento Talibán en agosto último, que provocó el desplazamiento interno de millones de personas y también hacia el exterior.
Afganistán está controlado ahora por ese grupo armado fundamentalista, tras concluir la ocupación militar que mantuvo durante 20 años Estados Unidos y la OTAN, guerra que costó más de dos billones de dólares y ocasionó la muerte a miles de civiles.
Muchos afganos temen el regreso del estricto régimen talibán, cuyo anterior gobierno -el cual fue derrocado en 2001- cometió numerosos abusos, sobre todo contra las mujeres, las niñas y las minorías étnicas.
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