La frecuencia de estos ataques aumentó en las últimas jornadas, al menos cinco camiones fueron incautados en Cité Soleil, situados en las inmediaciones de la terminal petrolera de Varreaux, dijo al diario Le Nouvelliste, André Dériphonse, responsable de la Asociación Nacional de Propietarios de Estaciones de Servicio.
Explicó que en algunos casos la carga se transfiere a envases y luego es vendida en el mercado informal, y en otras los dueños de gasolineras deben pactar un precio para recuperar la mercancía, los vehículos y conductores.
‘Todo el mundo en la zona, transportista o dueño de una gasolinera que tenga su propio camión, está paralizado. Es un desafío llegar a la terminal para abastecer la red de distribución. Esta es la situación en estos momentos’, advirtió Dériphonse, quien escribió al ministro de Comercio, Jonas Coffy, y conversó con el jefe de la Policía, Léon Charles.
Mientras, en la capital y otras provincias, las personas se aglomeran en los pocos surtidores que expenden combustible, y el precio de la gasolina o el diésel se dispara en el mercado informal.
El racionamiento también afecta la generación eléctrica, ya insuficiente de la empresa nacional, obligando a los clientes a comprar a sobreprecio los carburantes para abastecerse de su propia energía.
A este panorama se suma que el volumen de combustible importado por el Estado no satisface la demanda, reveló David Turner, presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Productos Petroleros.
El Gobierno de Ariel Henry aún no se pronunció sobre la situación que las asociaciones califican de ‘catastrófica’, y medios locales indicaron que los empresarios relacionados con los carburantes sostendrán un encuentro esta semana con el neurocirujano.
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