Debemos prestar atención al problema y buscar los mecanismos de actuación para acelerar drásticamente las iversiones en salud mental, reflexionó en el texto el director general de esa entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El último Atlas sobre la temática evidencia que en 2020 el 51 por ciento de los 194 Estados miembros de la OMS informaron que su política o plan de salud mental estaba en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos, muy por debajo del objetivo del 80 establecido.
Solo el 52 por ciento de los países cumplieron la meta relativa a los programas de prevención y promoción de la salud mental, también muy por debajo de la previsión del 80, agregó el documento.
El único estimado alcanzado el pasado año fue una reducción de la tasa de suicidios en un 10 por ciento, pero incluso entonces, solo 35 naciones afirmaron que tenían una estrategia, política o plan de prevención independiente.
Sin embargo, fue evidente un progreso constante en la adopción de políticas, planes y leyes de salud mental, así como en las mejoras en la capacidad para informar sobre un conjunto de indicadores básicos, precisó.
Por otra parte, remarcó, el porcentaje de los presupuestos gubernamentales dedicados la salud mental apenas cambió durante los últimos años, y continúa rondando el dos por ciento.
Además, cuando las políticas y los planes incluían proyecciones de los recursos humanos y financieros necesarios, solo el 39 por ciento de los países con respuesta al estudio indicaron que cumplieron con la asignación a lo primero y el 34 a lo segundo.
El Atlas advirtió en general que el mundo no alcanza la mayoría de los objetivos para 2020 y la extensión del Plan de Acción de Salud Mental de la OMS hasta 2030 brinda una nueva oportunidad de progreso.
Publicado cada tres años, el análisis parte de la recopilación de datos de todo el mundo sobre políticas, legislación, financiación, recursos humanos, disponibilidad y utilización de servicios de salud mental.
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