Polinización de plantas e insectos, una alianza para la biodiversidad, da título al informe dirigido a apoyar los procesos de toma de decisiones.
El texto fue elaborado por numerosos expertos de instituciones, organismos de investigación, universidades y asociaciones, que desde hace años trabajan en torno al tema.
El estudio profundiza en el entorno mediterráneo y aborda temas como la gestión adecuada de los ecosistemas (incluidos los urbanos) para salvaguardar a los pequeños insectos, el papel de los productos de la colmena, principalmente la miel, en todos sus detalles y numerosos tipos, explicó el Ispra en un comunicado.
La investigación evidenció que el nueve por ciento de las abejas y mariposas están en riesgo de extinción y precisó que el valor económico de la polinización animal ronda los 153 mil millones de euros al año en todo el mundo.
La desaparición de estos animales significa también prescindir de sus importantes aportes a disposición de las comunidades, incluida la polinización de las plantas, principal mecanismo que poseen para reproducirse.
Precisó, además, que la polinización animal es la base fundamental de la ecología de las especies, del funcionamiento de los ecosistemas y de la conservación del hábitat y, por tanto, de la generación de una amplia gama de aportes esenciales para el hombre.
Acorde con el ente científico italiano aproximadamente el 90 por ciento de las plantas con flores silvestres necesitan polinizadores para reproducirse: abejas, avispas, mariposas, moscas, mariquitas, arañas, reptiles, aves e incluso mamíferos.
De igual modo, más del 75 por ciento de los principales cultivos agrícolas se benefician de la polinización por decenas de miles de especies animales, al menos 16 mil entre los insectos.
Sin polinizadores, muchas plantas no podrían reproducirse, por tanto, significa una reducción en la diversidad de la vegetación, privará a muchos animales de una fuente primaria de alimento y desencadenaría efectos en cadena en la nutrición.
También serían grandes las pérdidas de muchas frutas, semillas y verduras de nuestra dieta y muchos otros alimentos y materiales importantes, como aceitunas, algodón y lino, leña, incluso el trabajo, indicó el estudio.
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