La séptima edición del torneo se celebra desde el 17 de octubre hasta el 14 de noviembre en Omán y Emiratos Árabes Unidos con los mejores jugadores del orbe en lucha por el ansiado título.
El equipo Indias Occidentales, que representa a 15 países y dependencias del mar Caribe, defiende la corona conquistada en 2019, pero Inglaterra es la favorita de la lid por su liderato de la clasificación mundial, por delante de Nueva Zelanda, India y Pakistán.
La emisora oficial del torneo en la India, Star Sports, lanzó su promoción Mauka, Mauka y los canales de televisión empezaron a debatir sobre si se debería jugar o no al críquet con Pakistán.
Los recientes asesinatos de civiles en Cachemira a manos de terroristas alimentan la polémica; pero los amantes del deporte esperan ver un encuentro apasionante entre los dos conjuntos, cuya porfía en cualquier evento es cuestión de orgullo nacional.
Diferentes partidos y líderes políticos también expresaron opiniones diversas sobre el tema, aumentando la controversia.
Los aficionados al cricket recuerdan los actos amistosos y corteses de los amantes del deporte de ambos lados de la frontera durante los partidos bilaterales y por ello mucha gente ve en él una herramienta que puede contribuir a una relación armoniosa entre estos dos contarios tradicionales, dentro y fuera del campo.
Debido a las relaciones políticas hostiles entre los dos países, el deporte llegó a ser empleado como aparato de diálogo, y términos como ‘diplomacia del críquet’ llegaron a ser frecuentes.
Así, a pesar de sus casi siempre tensas y difíciles relaciones, India y Pakistán organizaron en conjunto la Copa del Mundo de críquet en dos ocasiones: en 1987 y 1996.
Pero tras los atentados terroristas de Bombay en 2008, los pakistaníes se retiraron de la lucrativa Liga Premier de la India y también quedó en el abandono el críquet entre ambos lados.
Desde entonces, India y Pakistán sólo juegan entre sí en los eventos del Consejo Internacional de Críquet, organismo deportivo que regula su práctica internacional.
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