Dirigido por la estadounidense Universidad de Northwestern y publicado por la revista Nature Communications, el texto comparó la productividad de investigadores relacionados o no con el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad.
Aquellos desvinculados del patógeno comenzaron en 2020 un 36 por ciento menos de nuevos proyectos en contraste con los emprendidos el año anterior, evidenciaron los autores.
Este dramático descenso sugiere que el impacto de la Covid-19 en la ciencia puede ser más duradero de lo que comúnmente se imagina, subrayaron.
Parece que los investigadores son tan productivos como solían ser, pero, en lugar de generar nuevas direcciones, están ocupados en temas establecidos, reviven proyectos heredados o revisan datos antiguos, explicó el líder del trabajo, Dashun Wang.
Hemos comprobado que tal comportamiento es similar en muchas disciplinas científicas: ningún campo es inmune a la reducción del número de proyectos, subrayó el profesor asociado de administración y organizaciones.
El descenso en la realización de nuevos proyectos es especialmente pronunciado en el caso de las mujeres y los cuidadores de niños pequeños, lo cual podría agravar aún más los efectos ya desiguales de la pandemia en estos grupos, apuntaron los autores.
Wang y su equipo universitario encuestaron a cerca de siete mil investigadores principales de Estados Unidos y Europa y analizaron la base de datos Dimensions, el mayor conjunto de informativo sobre investigación del mundo.
Advirtieron que la vida seguirá siendo difícil para los investigadores con hijos pequeños, pues muchas instituciones aplicaron medidas para ayudarles al principio de la pandemia, pero estos siguen necesitando apoyo.
‘Muchos centros evalúan elementos a corto plazo para sus políticas de reapertura. Sin embargo, estas mediciones pueden enmascarar los efectos duraderos de la pandemia’, sentenciaron.
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