En un comunicado divulgado en esta capital, la institución consideró alarmante la situación y recordó la existencia de un marco normativo internacional de protección, que ‘debe aplicarse de manera integral y oportuna’ en garantía de los derechos plenos de las víctimas.
La nota indicó que el embarazo de una niña no solo pone en riesgo su vida, salud y proyecto de vida, sino que también ‘atenta contra su salud mental y emocional, su autonomía corporal’, además de alentar y reforzar las desigualdades, el ciclo de la pobreza y la discriminación.
En los casos de violencia sexual y embarazos resulta imprescindible que el Estado ‘active los mecanismos de protección integral de manera oportuna’, incluidos los servicios de salud, indicó el texto.
ONU Bolivia afirmó que someter a una niña a un embarazo forzado ‘está calificado como tortura’ y expresó que antes de tomar una decisión por ellas o sus familias ‘deben recibir información y orientación clara, científica y oportuna’.
Consideró en ese sentido que deben respetarse la confidencialidad y privacidad, para evitar presiones sociales, religiosas o de otra índole.
Sobre las leyes nacionales, el ente internacional mencionó la Constitución Política del Estado, el Código Niña, Niño y Adolescente, y la Sentencia Constitucional Plurinacional 0206/2014, las cuales en diferentes artículos prohíben, sancionan y garantizan la protección contra la violencia sexual.
Naciones Unidas reafirmó su compromiso de continuar trabajando por la ‘promoción del cumplimiento de los derechos humanos fundamentales y la prevención de la violencia sexual y de embarazos no deseados, mucho más en niñas’.
Todo ello a través del fortalecimiento de los servicios de atención y protección, la educación integral de la sexualidad, y el fomento de masculinidades positivas en el sistema educativo, en las familias y comunidades, apuntó.
Asimismo, reiteró la importancia de contar con una ley marco de derechos sexuales y derechos reproductivos compatible con otras normas referidas a la salud e integridad física, psicológica y emocional de las niñas, y así poner fin al silencio y la impunidad, y asegurar que ‘ellas puedan alcanzar su pleno potencial y desarrollo’.
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