Pero qué calor hace en Buenos Aires!, exclama uno de los tantos citadinos que camina a prisa por estos días tratando de llegar rápido a su destino, evitando exponerse a los rayos que casi pican en la ciudad, donde los termómetros marcan este miércoles una máxima de 36 grados, pero la humedad que llega del Río de la Plata lo hace sentir más fuerte.
La víspera, sobre las cuatro de la tarde, hora local, la humedad en la capital llegó a 36 grados, con vientos del oeste de dos kilómetros por hora y cielo despejado, por lo que se hizo insoportable estar en la calle.
La postal, casi a la par, eran muchos pasandose la mano sobre la frente para quitarse el sudor, transpirando e intentando correrse un poquito la mascarilla sanitaria para respirar un poquito aire puro.
El calor intenso en plena primavera trae a muchos de cabeza desde el lunes y solo hasta el viernes el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) pronostica una leve mejoría, con una jornada con cielo parcialmente nublado y una temperatura que descenderá hasta los 21 grados de mínima, aunque con 32 grados de máxima.
La ola de calor perceptible en esta capital y otras 17 provincias, tuvo un récord de temperatura máxima para octubre, según precisaron fuentes del SMN, con un pico de 36,1 grados. En otros lugares fue aún pero como en Córdoba, La Rioja o Santiago del Estero, donde el termómetro llegó a los 40.
Para los aún incrédulos al efecto del cambio climático, hasta hoy, la marca máxima anterior de una temperatura alta en esta época en la capital era de 35,6, hace ya siete años atrás.
Los meteorólogos advierten que esta semana es la primera de un calor intenso que se vivirá en esta temporada, que se extiende hasta alrededor de marzo y en diciembre lleva ser inaguantable.
Una vez más los expertos recomiendan por estos días vestir prendas claras, protegerse de los rayos ultravioletas y sobre todo tomar abundante agua y comer alimentos ligeros.
Mientras en algunas zonas hay alerta amarilla por temperaturas extremas altas, algunos ya comienzan a extrañar el anhelado invierno, otros se muestran feliz por una esperada estación que los lleva a ocupar en masa plazas y parques, con sus infaltables neveras y sillas, cual si fuera una playa del caribe.
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