El clima actual comparado con el que vendrá nos parecerá suave, opinó el ecoteólogo brasileño Leonardo Boff en un amplio análisis, en el cual abordó una de las preocupaciones mayores que enfrenta la humanidad, el cambio climático.
Para la mayor parte de la comunidad internacional no es tiempo de ceremonias y sí de una acción consecuente contra lo que dejó de ser una amenaza para convertirse en realidad.
El mundo está en camino de un aumento catastrófico de la temperatura global de alrededor de 2,7 grados centígrados, algo que debe ser enfrentado con urgencia, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres.
Si los anuncios últimos se materializan, estaríamos en camino a claramente más de dos grados centígrados, lamentó el máximo representante de las Naciones Unidas.
Justo cuando los líderes mundiales se preparan para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), el reporte sobre emisiones de gases de efecto invernadero es otra llamada alarmante de atención. La era de las medias tintas y las promesas vacías debe terminar, concluyó el diplomático.
Ese desafío será abordado del 31 de octubre al 12 de noviembre en la ciudad de Glasgow, Escocia, anfitriona de la COP26. De telón de fondo están las advertencias del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el cual en su más reciente informe alertó que el escenario mundial parece más sombrío que nunca.
Sólo tenemos una década para reducir las emisiones de CO2 al menos a la mitad, de lo contrario alcanzaremos un calentamiento de 1,5 grados centígrados, y aún más según los últimos estimados.
Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático, en una entrevista con The Observer advirtió que el mundo podría caer en una situación catastrófica.
Si los líderes mundiales no abordan adecuadamente las emisiones de gases de efecto invernadero en Escocia esa será la desgarradora realidad, advirtió.
‘Estamos hablando de preservar la estabilidad de los países, de preservar las instituciones que hemos construido durante tantos años, de preservar los mejores objetivos que nuestros países han establecido’, apuntó.
PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS ESTABLECIDOS
Se espera que los líderes mundiales que participan en la COP26 encuentren vías para alcanzar los propósitos señalados en el acuerdo climático de París de 2015, que pretende reducir el calentamiento global en 1,5 grados centígrados.
El mundo espera que la acción se imponga sobre las promesas, la mayoría de las veces vacías y modificables, según el vaivén de la política.
Pudiéramos citar como ejemplo a Estados Unidos, donde hay una gran interrogante sobre si el presidente Joe Biden llegará a Glasgow con las manos vacías y con ‘muchas promesas’ ante la imposibilidad de lograr los fondos en el Congreso.
Los estadounidenses volvieron al acuerdo de París con Biden y destaca su convocatoria de una cumbre climática virtual en abril en la cual prometió que se propondría reducir las emisiones en un 50 por ciento para 2030.
Es apenas una promesa que pudiera llegar con un cheque sin fondos si el Congreso no aprueba el dinero en un paquete de gastos sociales, que también incluye recursos para paliar los efectos del fenómeno ambiental.
Aunque Espinosa aseguró que el mundo necesita que de Glasgow salgan mensajes de los líderes, de que están decididos a impulsar esta transformación, la realidad muestra que la humanidad lo que necesita ahora son recursos.
Con el tiempo corriendo y la temperatura aumentando se produciría una grave devastación de la naturaleza, porque la mayoría de los seres vivos no se adaptarían y podrían desaparecer, asegura la ciencia.
También surgirían millones de migrantes climáticos, porque sus regiones se volverán demasiado calientes para vivir y producir.
Además, podría producirse la intrusión de una amplia gama de virus que seguramente sacrificarían un número inimaginable de vidas humanas, mucho más que el actual de la Covid-19, una afirmación de Boff para tener en cuenta.
Pese a que muchos estudiosos del clima sostienen que se llega demasiado tarde y no hay vuelta atrás, no son pocos quienes afirman que todavía existe un ahora.
Esto debe servir de acicate a los que se darán cita en Escocia si logran evitar las imposiciones de los grandes intereses corporativos, en especial del sector de los hidrocarburos, el carbón y alimentarios, todos grandes contaminadores.
INFORMES ALARMANTES
Los informes sobre la crisis climática están a la orden del día. Abrumadora y alarmante se puede calificar su lectura. Un artículo del diario The Washington Post valoró recientemente cómo el fenómeno hace que algunas partes del mundo sean demasiado calientes y húmedas para sobrevivir.
Estas condiciones alcanzan ese umbral mortal en lugares como el sur de Asia y Medio Oriente, y podrían cruzarlo regularmente en 2075, según los científicos.
Algunos no sobrevivirán, es una afirmación lapidaria citada por el Post que debería hacer pensar a los políticos durante la COP26, la cual pudiera ser otra oportunidad perdida para evitar la muerte de millones de personas.
La comunidad de inteligencia de Estados Unidos advirtió de que un mal ambiente provocará la escasez de alimentos y disturbios, además de luchas entre países por el agua.
Esos expertos indicaron que a medida que se derrita el hielo en el océano Ártico, aumentará la competencia por el pescado, los minerales y otros recursos.
Advirtieron de que es probable que decenas de millones de personas se vean desplazadas de aquí a 2050 a causa del cambio climático, incluyendo hasta 143 millones en el sur de Asia, el África subsahariana y América Latina.
En definitiva, los últimos 30 años fueron una colosal serie de oportunidades perdidas. Buenas ideas desperdiciadas. Tiempo desaprovechado.
No obstante, si se dispara el temor, debe primar la cordura y los gobiernos, en especial las grandes potencias, pasar de las promesas a la acción. Eso espera la comunidad internacional de la COP26. ¿Cuál será la realidad?
arb/lb
(*) Jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina