Por medio de un comunicado difundido por la oficina de su portavoz, el titular señaló que está en juego la estabilidad de esa nación africana y de la región en general.
Al respecto, reiteró su llamado a un cese inmediato de las hostilidades y al acceso humanitario sin restricciones para brindar asistencia urgente que salve vidas.
Guterres también abogó por un diálogo nacional para resolver esa crisis en Etiopía y sentar las bases para la paz y la estabilidad en todo ese territorio.
Este martes, el Gobierno de Etiopía declaró el estado de emergencia a nivel nacional con el propósito de proteger a la población civil de las acciones del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF por sus siglas en inglés), indican reportes locales.
La decisión fue anunciada por los ministros de Justicia, Gedewon Temotiwos; y de los Servicios de Comunicaciones, Legese Tulu, en conferencia de prensa, en la cual informaron sobre el estado de la confrontación entre el Ejército federal y el TPLF en el norte del territorio etíope.
Además, la declaración sucede luego de que el primer ministro, Abiy Ahmed, acusara a ese Frente de utilizar a mercenarios extranjeros, incluidos hombres blancos, en el enfrentamiento contra las Fuerzas de Defensa Nacional.
Desde el 4 de noviembre de 2020, el Gobierno de Addis Abeba sostiene un enfrentamiento contra el TPLF, acusado de infringir las leyes y violar los derechos humanos, entre otros delitos, y una organización declarada terrorista por el parlamento unicameral.
La guerra interna estalló cuando ese Frente atacó el Comando Norte de las Fuerzas de Defensa Nacional y, en respuesta, el primer ministro etíope ordenó desplegar tropas en Tigray para restablecer el orden constitucional.
De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, la situación general en el norte de Etiopía es “impredecible, volátil y muy tensa».
Igualmente, alertó que el combustible para las operaciones de asistencia no ha entrado en Tigray desde principios de agosto, lo cual obliga a la mayoría de los socios humanitarios a reducir o suspender significativamente sus actividades.
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